miércoles, 18 de enero de 2017

11- ROBAR LAS MANZANAS DEL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES


El undécimo trabajo consistió en llevarle las manzanas del jardín de las Hespérides, hijas de la estrella de la tarde, a Euristerio, que vivía en Micenas. Estas manzanas eran de oro y según se decía otorgaban a los dioses la eterna juventud. Este jardín se encontraba alejado donde se ocultaba el sol y estaba vigilado por las Hespérides, unas ninfas, y por una serpiente. La localización exacta del jardín era un misterio, por ello unas graciosas ninfas le aconsejaron a Hércules que fuese a ver a Nereo, ya que él conocía todos los secretos. Cuando Hércules encontró a Nereo, lo encadenó y obligó a confesarle dónde estaba el refugio en que se ocultaban las bellas hespérides.


Cuando ya supo adonde tenía que dirigirse, pasó a África, llegó hasta los confines del mundo occidental y logró ver las áureas puertas del jardín afortunado. Allí se encontraba Atlas, quien sostenía sobre su cabeza y con sus manos infatigables la bóveda inmensa del cielo. Un dragón guardaba la entrada del jardín, y Hércules preguntó a Atlas cómo podría apoderarse de las manzanas doradas. Atlas, se ofreció a ir él mismo a recogerlas, siempre que durante ese tiempo Hércules aguantase sobre su sólida espalda el peso y el equilibrio del firmamento.

Al volver, el gigante manifestó que deseaba llevar personalmente el preciado botín a Micenas. Hércules fingió estar de acuerdo, y antes de partir le dijo que sujetase un momento el cielo sobre sus hombros, pues tenía que hacerse un rodete para proteger su cabeza y amortiguar el peso de tan enorme carga.

Atlas, confiando, cayó en la trampa y se echó de nuevo el cielo sobre sus hombros. Hércules, ya libre, tomó las manzanas y se las llevó sin perder más tiempo a su amo Euristeo.



Actividades:

1-  ¿Qué más podemos saber sobre Atlas? Cuéntanos.

2-  Dibuja un mapa donde estén reflejados los diferentes lugares de esta historia, ¿Cómo lo harías?


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